El río Porma guardaba bajo sus aguas una trucha de casi 10 kilos y fue pescada por Pablo Paniello cerca del puente de Villanueva del Condado, aunque necesitó la ayuda de un amigo.
Dicen que el Lago Ness de Escocia guarda bajo sus aguas un monstruo, aunque nadie lo ha visto, ni por supuesto, pescado. En el río Porma no hay ni lagartos gigantes ni otro tipo de seres extraños, pero sí muchas y buenas truchas, aunque algunas -como la que pescó Pablo Paniello hace no tantos días- bien pudiera pasar como el monstruo del famoso lago escocés.
El animalico pesó, y no al nacer, casi diez kilos, concretamente 9,15, y fue cazada, pescada o avistada por el Pablo cuando el Porma pasa bajo el puente de Villanueva del Condado. Concretamente, el animal estaba oculto en un rincón del río. El gigante pescado, por supuesto, opuso resistencia, cuando notó el anzuelo en su boca, pero por más que luchó no consiguió soltarse de la trampa que ya le había tendido el pescador.
La captura no resultó nada fácil. Pablo Paniello, ante la fuerza del animal y como no tenía el sedal necesario para poder sacar del río una trucha tan grande, no lo dudó y se lanzó al agua, aunque previamente le había dejado a un compañero sujetando la caña y dejando correr el carrete suavemente. Pablo sujetó el animal por las agallas y lo sacó a la orilla, donde pudo comprobar y asombrarse de su tamaño. Así se cierra un día de pesca, debió pensar, porque hasta el momento no había logrado más que capturar otro ejemplar de apenas 300 gramos, aunque después -tal vez animado por la enorme captura- consiguió que mordieran su anzuelo otras tres truchas de buen tamaño.
De récord
Ni él mismo sabe si la trucha de 9,15 kilos que acababa de capturar supone un récord o no, pero poco importa porque la satisfacción no se la quita nadie.
Dicen los entendidos en el arte de la pesca que este tipo de truchas son los machos que bien se han escapado de las piscifactorías o bien han sido echados al río por los propietarios de las mismas; sea una cosa o la contraria, lo importante no es quién o cómo las han echado al río, lo que importa es pescarlas, capturarlas y poder enseñarlas, porque en esto de las truchas, al contrario que en otros lares de la vida, el tamaño sí que importa: cuanto más grande, mejor.
No comestible
Dicho esto, no es menos cierto que este tipo de ejemplares no son aptos para su degustación culinaria, pero de nuevo poco importa, porque cuando un pescador lograr atar a su anzuelo a una trucha de este tamaño en lo que menos está pensando es en si se la a comer rellena de jamón, a la plancha, al horno o la espalda.